Los primeros rayos de sol ya están aquí, por eso os dejamos una serie de consejos que debeís de seguir para proteger a vuestros hijos del sol:
Lo primero que debes saber es que el efecto natural del sol tiene consecuencias beneficiosas para la salud, pero también nocivas, tales como el envejecimiento prematuro de la piel, la formación manchas antiestéticas, quemaduras de la piel, disminución de las defensas, o incluso, puede dar origen a la formación de cáncer de piel. El bronceado en una piel sana, es la respuesta biológica de defensa frente a la radiación solar. Es la forma que tiene la piel de protegerse de las radiaciones ultravioletas.
Es suficiente una sola exposición solar con quemaduras en la infancia o adolescencia, para que la posibilidad de desarrollar cáncer de piel en el adulto sea mucho mayor. Por eso, las medidas protectoras en los niños y adolescentes, ante la exposición al sol, son imprescindibles. Pero, ¿cómo proteger a mi hijo del sol?
Tienes que tener presente que los bebés menores de seis meses no deben estar expuestos al sol ya que su piel es muy sensible aunque les eches una crema bronceadora de gran nivel.
Los niños deben llevar ropa fresca de algodón y un sombrero en la cabeza para evitar insolaciones. Si vais a la playa, te recomendamos que lleves una sombrilla para que tu hijo pase el mayor tiempo debajo de ella. Los rayos solares se reflejan en muchas superficies tales como arena, agua, nieve, rocas, por lo tanto, se debe proteger la piel incluso en la sombra.
Tu hijo necesitará un factor alto de protección, siempre mayor de 30. Úntale la crema por todo el cuerpo una media hora antes de que se exponga al sol y repite el proceso cada dos horas aproximadamente y después de cada baño.
Da al niño abundante agua y que no esté mucho tiempo sin beber ya que puede que se produzca una deshidratación en el pequeño
Lo primero que debes saber es que el efecto natural del sol tiene consecuencias beneficiosas para la salud, pero también nocivas, tales como el envejecimiento prematuro de la piel, la formación manchas antiestéticas, quemaduras de la piel, disminución de las defensas, o incluso, puede dar origen a la formación de cáncer de piel. El bronceado en una piel sana, es la respuesta biológica de defensa frente a la radiación solar. Es la forma que tiene la piel de protegerse de las radiaciones ultravioletas.
Es suficiente una sola exposición solar con quemaduras en la infancia o adolescencia, para que la posibilidad de desarrollar cáncer de piel en el adulto sea mucho mayor. Por eso, las medidas protectoras en los niños y adolescentes, ante la exposición al sol, son imprescindibles. Pero, ¿cómo proteger a mi hijo del sol?
Tienes que tener presente que los bebés menores de seis meses no deben estar expuestos al sol ya que su piel es muy sensible aunque les eches una crema bronceadora de gran nivel.
Los niños deben llevar ropa fresca de algodón y un sombrero en la cabeza para evitar insolaciones. Si vais a la playa, te recomendamos que lleves una sombrilla para que tu hijo pase el mayor tiempo debajo de ella. Los rayos solares se reflejan en muchas superficies tales como arena, agua, nieve, rocas, por lo tanto, se debe proteger la piel incluso en la sombra.
Tu hijo necesitará un factor alto de protección, siempre mayor de 30. Úntale la crema por todo el cuerpo una media hora antes de que se exponga al sol y repite el proceso cada dos horas aproximadamente y después de cada baño.
Da al niño abundante agua y que no esté mucho tiempo sin beber ya que puede que se produzca una deshidratación en el pequeño
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